Este miércoles, en Chipre, Italia confirmó que tiene una de las mejores canteras de Europa. Aplastó a Portugal (3-0) y se proclamó campeona de Europa en categoría Sub17 tras un torneo perfecto de los chicos de Massimiliano Favo. Un título más tras la Eurocopa 2021 lograda en Wembley o la Eurocopa Sub19 del pasado verano. Un reinado europeo que contrasta claramente con la ausencia de la ‘Azzurra’ de los dos últimos Mundiales.
Porque no es un tema de salir del ‘Viejo Continente’. La Sub20 de Italia, de hecho, se proclamó subcampeona del Mundo (derrotada por Uruguay) en el último certamen mundial de dicha categoría. Sin embargo, la no presencia en Rusia 2018 y Qatar 2022 es una gran ‘mancha’ para una selección que ha ganado cuatro veces la Copa del Mundo.
Francesco Camarda, Mattia Liberali, Mattia Mosconi, Federico Coletta… son muchos los jóvenes talentos que brillaron en Chipre con la Sub17. Formados en canteras como la del Milan, Inter o la Roma. ‘Ragazzi’ llamados a estar en la Serie A en menos de un lustro. O no. Ese es, en realidad, el gran problema del ‘Calcio’. El salto a profesional.
No es de extrañar, por tanto, que Italia haya naufragado en los últimos torneos Sub21 o que no esté en los Juegos Olímpicos de París (Sub23) este verano. Hay un vacío que es difícil ocupar. Con 19 años se acaba la categoría Primavera y muchos jugadores quedan en un limbo que se rellena con cesión tras cesión. Los clubes de la Serie A no apuestan por ellos siendo tan jóvenes (la mayoría) y se ‘pierden’ lejos de casa.
Sin embargo, se presenta una posible solución: los equipos Sub23. Si bien es cierto que existe el riesgo futuro de que la Serie C se llene de filiales, por ahora solamente Juventus y Atalanta han creado un segundo equipo que sirva como paso intermedio entre el fútbol juvenil y profesional. Y los resultados les acompañan. La Juventus tiene una plantilla llena de talentos jóvenes (Fagioli, Miretti, Yildiz, Huijsen…) y Atalanta una de las mejores canteras de Italia. El Milan, viendo los resultados, copiará esta thought para la 2024-25.
Es evidente que Italia no tiene la mejor generación de su historia pese a ser la vigente campeona de Europa. El futuro, no obstante, les sonríe. Simplemente deben ser capaces (que no es fácil) de aprovechar todo el talento y la calidad que generan sus canteras.