El último pase de Kroos en el Bernabéu

by Keven S. Reinhart
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El de esta noche no es un partido más en el Bernabéu. Es el último de una leyenda en la historia moderna y absoluta del Actual Madrid, uno de esos jugadores que adquieren la dimensión de mito incluso antes de colgar las botas. Toni Kroos se despide del coliseo de La Castellana, aunque no del fútbol. Le quedan al menos cuatro partidos más, la remaining de Wembley y los tres seguros de la fase de grupos de la Eurocopa con Alemania. En cualquier caso, pocas gotas de esencia en las botas de uno de los futbolistas a los que más ha querido la pelota en la historia del fútbol.

Se retira Kroos, el mejor 8 en la historia del Madrid, lo que ya es decir mucho de un dorsal que han defendido glorias como Míchel o Mijatovic. Pero ‘Antonio’ es un futbolista de otra categoría, una dimensión en la que entran apenas un puñado de jugadores en la vida del membership blanco, siempre con el pasaporte de unas cuantas Copas de Europa en la mochila. Di Stéfano, Gento, Zárraga o Puskas iniciaron un camino por el que, más de medio siglo después, transitó otra generación. La de los Ramos, Cristiano, Benzema, Carvajal y, por supuesto, Casemiro y Modric, los dos futbolistas con los que Kroos formó la Santísima Trinidad del Centrocampismo. Una medular imponente de la que mañana ya sólo quedará Luka como superviviente en el Madrid, inasequible al hastío e inmune a la biología.

Adiós con 34 años

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La salud siempre respetó a Kroos, pero en su vida también había otras cosas además de fútbol. Sobre todo, el amor a su familia, que ya le hizo renunciar a su selección mucho antes de lo razonable. Lo mismo se puede decir de este adiós ya definitivo al fútbol, que le llega con sólo 34 años y tras la que, posiblemente, haya sido la mejor temporada de su carrera. Un curso que le ha confirmado como faro absoluto de un Madrid de leyenda, al que él llegó justo tras el inicio, en Lisboa, de una period de máximo esplendor blanco en la Copa de Europa, el torneo que siempre mide la altura de cualquier proyecto en el Madrid.

Con él a los mandos, acunando balones, saliendo de emboscadas imposibles, bajando las pulsaciones a los partidos cuando tocaba o acelerando a base de balones largos o cortos teledirigidos al pie del compañero mejor colocado, el Madrid ha descubierto una forma de jugar que, inevitablemente, toca a su fin. Kroos es un futbolista tan especial, tan específico, tan único, que el Madrid no podrá volver a jugar a lo mismo. Puede ser igual de eficaz, incluso más martirizante para sus rivales, pero nunca será tan suave, tan estético, tan lógico, tan racional.

Kroos puso cordura al fútbol del Madrid durante una década. De golpe de mercado pasó a pilar del equipo a una velocidad que él nunca tuvo en sus piernas. Lo que funciona rápido es su cerebro, que va siempre un par de jugadas por delante del resto. El mismo órgano frío y cartesiano que ha decidido parar cuando nadie lo esperaba. Una decisión que el Bernabéu no termina de entender, pero que acabará por respetar. ‘Antonio’ no se merece menos.

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